“La salud del ser humano está íntimamente relacionada con la de los animales y el ambiente”

La Doctora Claudia Paredes, profesora y científica de la UIB, nos habla sobre su último estudio publicado que confirma la presencia de un nematodo parásito en la isla de Mallorca que puede estar relacionado con el cambio climático.

Claudia Paredes
La Dra. Claudia Paredes en su despacho

Entrevistamos a la Dra. Claudia Paredes Esquivel, profesora de la UIB y miembro del LINCC UIB, por su reciente estudio sobre la aparición de un determinado parásito en Mallorca que puede estar relacionado con el cambio climático. Dicho estudio ha sido elaborado también por el Dr. Miguel Ángel Miranda –miembro del LINCC UIB-, el Dr. Jose Antonio Jurado –Departamento de Biología-, Sofía Delgado –Laboratorio de Zoología- y profesionales del COFIB (Consorci de Recuperació de la Fauna, Illes Balears). Además, ha sido publicado en la revista científica Eurosurveillance, una de las más prestigiosas y citadas en el ámbito de las enfermedades infecciosas.

Claudia, ¿cuáles son las principales conclusiones del estudio?

El estudio principalmente concluye que el parásito Angiostrongylus cantonensis, el parásito del pulmón de la rata, está presente y hay transmisión activa dentro de la isla de Mallorca. ¿Por qué concluimos esto? Porque los erizos de tierra se infectan a través del consumo de caracoles infectados. Lo más significativo es que hay caracoles infectados en Mallorca y cualquier vertebrado que sea susceptible de infectarse, podría consumirlos y enfermar. Los erizos los usamos como biocentinelas. Sin embargo, hay gente que les está empezando a coger miedo y eso es un error porque ellos no transmiten la enfermedad sino los caracoles/babosas en sí.

Entonces, ¿los erizos no son transmisores cuando se contagian?

En principio solo la rata transmite la enfermedad a los caracoles a través de las heces. Pero en los demás vertebrados el parásito se muere a nivel del cerebro. El parásito no llega a madurar hasta el estadio adulto, sino que se queda como en un estadio juvenil y no se reproduce. Solo en la rata pasa por el cerebro y luego baja al pulmón –arteria pulmonar-. Y ahí se reproduce y pone larvas.

Vista ventral del cerebro de un erizo masculino Atelerix algirus, Mallorca, España, 2018

En el caso del erizo hemos encontrado algo muy interesante y peculiar que es que en el cerebro hemos encontrado que hay gusanos que se han reproducido y hembras con huevos. Esto es algo nuevo porque no se ha encontrado reproducción en otro organismo que no sea una rata –ratas de diferentes especies-. Nosotros tenemos que completar esta pieza del puzle, es decir, saber qué rol tiene el erizo dentro de la transmisión del parásito, si termina y muere el parásito dentro de él o si podría estar completando el círculo ciclobiológico.

Es importante señalar que el ser humano no se enferma por tocar al erizo porque los parásitos son muy específicos en cuanto a su ciclo biológico. Entonces, hay un punto donde son infectantes para el caracol y hay un punto en el que son infectantes para el ser humano. Las personas y otros vertebrados se enferman por alimentarse de caracoles que contienen una larva en estadio L3, que es el estadio que infecta a los vertebrados. Los erizos no tienen este estadio, tienen la larva L1, que no es infectante -hasta donde se sabe para los vertebrados-.

En España, los caracoles se consumen como alimento. ¿Nos podemos infectar?

Se consumen muy cocinados y es una gran ventaja porque el calor mata al parásito. Tienen que estar crudos para que nos podamos infectar. El mayor riesgo sería la ingesta accidental. Hay que tener en cuenta que los caracoles tienen diversos tamaños, podemos encontrarnos con pequeños caracoles o babosas, que pueden estar presentes en las lechugas –de ahí la prevención de lavar bien estos alimentos-, e incluso los niños pequeños se pueden meter alguno en la boca en jardines de manera accidental. Esto es lo que tenemos que evitar, sobre todo.

¿Y cómo ha llegado este parásito a Mallorca?


Vistas de Angiostrongylus cantonensis de (A) bolsa copulatoria de especímenes masculinos con el apoyo de rayos bursales y (B) un extremo de cola femenino, España, 2018

El parásito se mueve con las ratas. Se encontraba originalmente en China y empezó su expansión por las islas del Pacífico, a través del transporte de las ratas después de la Segunda Guerra Mundial. Luego, se cree que a través del comercio entre Cuba y Vietnam llega a América. Desde Cuba comenzó la emigración hacia los Estados Unidos a mediados de los ochenta. Por tanto, se cree que, debido al transporte marítimo, las ratas que se movían en los barcos han introducido el parásito en diversos puntos geográficos.

Un segundo mecanismo de transporte son los caracoles, sobre todo el caracol gigante o caracoles invasores que en ocasiones se utilizan como mascotas, y pueden portar el parásito. En España están presentes dos hospedadores importantes, el caracol gigante africano y el caracol manzana. Tenemos que evitar a toda costa su ingreso en las Islas. A Mallorca las ratas pueden llegar por barcos y recibimos una gran cantidad de embarcaciones al mes.

¿Se puede saber cuándo entró el parásito?

Es muy difícil saberlo. Ahora empezaremos a hacer estudios retrospectivos de casos de enfermedades neurológicas, revisaremos los datos del hospital del COFIB para ver en qué momento empieza a haber sintomatología neurológica en estos animales. Asimismo, esto no nos va a decir a ciencia cierta cuándo entró el parásito, pero sí que nos puede dar alguna idea, si es que ha habido un antes y un después en cuanto a la infección en animales.

Además, estamos intentando hacer lo mismo en hospitales, a ver si se han registrado casos de meningitis eosinofílicas, pero según nos han traslado ya los médicos consultados, parece que nunca han detectado el parásito y probablemente no haya habido casos humanos. Los eosinófilos, que son un tipo de glóbulos blancos, generalmente incrementan en número si está este parásito u otros –recogido en las analíticas de sangre-. En el caso de haber sintomatología de meningitis, los médicos tienen que revisar si hay un aumento de eosinófilos, tanto en sangre como en líquido cefalorraquídeo. De esta manera, nuestro hallazgo permitirá incluir al Angiostrongylus cantonensis entre los posibles agentes causales de meningitis.

En el caso de los erizos afectados, ¿la adquisición del parásito es mortal?

En los animales que hemos observado, sí. Pero tenemos muy pocos en los que hemos confirmado la presencia del parásito. Los erizos que estaban enfermos se murieron. La ventaja que tenemos con los seres humanos es que hay muchos tipos de tratamientos que pueden mantener al paciente con vida hasta que la infección cede, hasta que el sistema inmune esté lo suficientemente fortalecido para atacar al parásito. Efectivamente, en las personas hay más herramientas que en los animales silvestres. Además, estos últimos llegan ya muy enfermos, no con los primeros síntomas, sino cuando están en estado de gravedad serio. Cuando empezamos el tratamiento con ellos suele ser demasiado tarde.

Por tanto, este hecho trae consigo dos consecuencias importantes. Por un lado, la presencia de este parásito puede suponer una amenaza para la biodiversidad, en concreto, aquellos vertebrados que se alimentan de caracoles infectados. Y, por otro lado, la amenaza para el ser humano porque se puede dar zoonosis, o sea, transmisión de enfermedades por parte de los animales de manera incidental a las personas. De todas formas, es crucial saber el grado de expansión de este parásito en Mallorca. Sólo así podremos evaluar el nivel de riesgo.

¿Qué relación guardan las conclusiones de este estudio con el cambio climático?

En un estudio de unos investigadores americanos (Global Decline in Suitable Habitat for Angiostrongylus ( = Parastrongylus) cantonensis: The Role of Climate Change, Plos One, 2014) se llevaron a cabo prospecciones de la presencia de este parásito en el mundo. Este estaba presente fundamentalmente en zonas tropicales y subtropicales a nivel global. En 2010 ya se informa de la presencia del mismo en Tenerife. Con lo cual, una de las cosas que inquietan es también encontrarlo en una zona temperada, en este caso de Europa –en referencia a Mallorca-. En este estudio se estimaba que, con el tiempo, hacia el año 2050 o 2070, los mínimos invernales iban a subir. Esto significaba que Europa, en unas décadas, iba a ser un mejor lugar para el establecimiento del parásito. Y todo apunta a que habrá una mayor expansión del mismo debido al calentamiento global, según las prospecciones. Igualmente, cabe apuntar que no se sabe hasta qué punto el parásito se ha extendido. Eso es lo que vamos a investigar ahora en Mallorca y veremos si los inviernos están actuando como limitante para la expansión del parásito. Sin duda, los datos serán muy interesantes porque sabremos si existe alguna relación entre las temperaturas con la aparición del parásito. Lo que sí podemos señalar actualmente es que estamos observando que todo está cambiando muy rápido. En la última década, el número de organismos –como el mosquito tigre-, que eran netamente tropicales y que se están adaptando a climas más atemperados, está aumentando cada año. Queda saber si son las especies las que se adaptan o si somos nosotros, con este mundo cambiante, los que estamos dando más espacio para que lleguen.

Para ahondar más en el día a día de una científica como tú, ¿cómo se inicia un estudio como el que acabas de publicar y cuáles son las fases por las que pasa?

Sofía Delgado, estudiante doctoral del equipo de investigación

Este estudio se inicia con el interés del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (COFIB) en realizar estudios en parásitos de los animales que tenían. El erizo, en particular, es un mamífero que tiene una alta tasa de mortalidad. El COFIB quería saber qué parásitos tenía y empezamos con estudios de Trabajos de Fin de Grado. En 2014, propuse un estudio de TFG con el que empezó Sofía Delgado para estudiar los diferentes parásitos que tiene el erizo. Hace un año, siguiendo con esta colaboración, ellos detectaron el parásito en cuestión en el cerebro y nos contactaron para que analizáramos de qué especie se trataba. Fue así cómo empezamos a investigar a partir de aquí y descubrimos la especie Angiostrongylus cantonensis.

Hay un concepto del que se habla poco pero que creo que es fundamental, que es el concepto One Health. Se representa en un triángulo. La salud del Hombre está íntimamente relacionada con la de los animales y el ambiente. Por tanto, si la del ambiente cambia, se pone en riesgo la de los otros vértices. Es por eso que comenzamos a trabajar con mamíferos, porque el concepto de One Health nos permitiría entender cuáles eran las posibles amenazas que tenía el ser humano y al mismo tiempo conoceríamos las amenazas para esta especie en particular, el erizo. Pero no imaginábamos encontrarnos con un parásito tan peligroso. Tras esto, hemos iniciado contactos con diferentes partes, con los médicos para que estén alertados, responsables de Medio Ambiente –como el Servicio de Protección de Especies– que también tomaran cartas en el asunto en relación al peligro que puede suponer para los erizos y demás especies; y los investigadores vinculados con la presencia del parásito relacionada con cambios climatológicos.

Concepto One Health

Es decir, a partir de este estudio se iniciarán otros y desde diversas disciplinas…

Claro, también cabe investigar la parte de seguridad alimentaria por el caso de caracoles infectados. Actualmente no tiene que haber problema porque se cocinan muy bien, a alta temperatura. Pero es importante saber exactamente a qué temperatura se mueren, puesto que son gusanos fuertes. También hay que estudiar cuál es la tolerancia a valores de temperaturas más frías durante el invierno. De esta manera, se abre un mundo de posibilidades y ahora veremos por dónde empezamos.

Claudia, formas parte del LINCC UIB, ¿qué te motivó a ser miembro de este laboratorio sobre cambio climático?

Estamos viviendo una época en la que creo que es muy importante tener en cuenta los cambios climatológicos y los cambios que está habiendo a nivel global en la Tierra. Enfocar nuestras investigaciones, teniendo presente esta idea, nos da un horizonte o perspectiva más general de por qué están ocurriendo estas cosas. El cambio climático tiene una estrecha relación con la distribución de los parásitos y vectores emergentes. Por ello, me interesé por pertenecer a este grupo.

Por tanto, ¿crees que la Ciencia juega un papel fundamental en todo lo que se debería de hacer a nivel global para la mitigación del cambio climático?

Por supuesto, nosotros los científicos perseguimos la verdad y en el cambio climático hay muchas corrientes, y debemos ser conscientes de eso. El rol del científico es fundamental para que la población sepa a qué se enfrenta.

Lo complicado es pasar de los estudios científicos a la política, a la toma de decisiones reales y urgentes…

Sí, son las herramientas que tiene la humanidad para demostrar cosas, la ciencia es lo que nos permite saber, la verdad independientemente de la ideología. O al menos así debería ser. Lo que pasa es que hoy en día, la ciencia a veces está desprestigiada. No necesariamente en España, pero hay muchas partes del mundo en las que los científicos y los expertos, en general ya no tienen la misma consideración ni la misma credibilidad que tenían hace 30 años. Estamos en una época donde la falta de información y las redes sociales ocupan un lugar muy importante y hay que reconocer que a veces son responsables de que circule información errónea. La gente hoy en día elige en lo que quiere creer, y eso puede ser peligroso.

¿Cuál es tu opinión sobre la corriente negacionista del cambio climático?

Yo creo que el cambio climático es innegable. Aunque en ciencia no siempre podemos hablar de verdades absolutas y hay que dejar espacio al diálogo, la evidencia científica es contundente y una gran mayoría de científicos está de acuerdo. Aún está en nuestras manos intentar mejorar las cosas, aunque no sé si lo conseguiremos. Estamos haciendo bastante mal muchas cosas, y que venga una niña de 16 años, lo entienda y nos lo diga –en referencia a la joven activista Greta Thunberg- te remueve un poco la sensación que tenemos de que no estamos haciendo nada. Y efectivamente, hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar.

¿Crees que es importante la declaración de la emergencia climática, por ejemplo, por parte de los estados o la comunidad universitaria?

Sí, es importante empezar ya, porque estamos hablando del mundo que le vamos a dejar a nuestros hijos, aunque no lo podamos ver ahora. Yo desde que soy madre me alarmo más porque veo hacia dónde va el mundo…El ser humano tiende a preocuparse por su propia generación y debemos empezar a pensar también en las generaciones que vienen, el tipo de mundo que les vamos a dejar, qué es lo que estamos haciendo, qué podemos hacer para mejorarlo.

Entonces, ¿sientes que tienes una responsabilidad como científica y como madre?

Sí. Yo no trabajo directamente con cambio climático en sí. Lo abordamos como horizonte que explica fenómenos biológicos y vemos que todo está conectado, incluyendo los parásitos. Por tanto, sí me preocupa el mundo que les vamos a dejar nuestros hijos. De todas maneras, los niños están muy sensibilizados con este tema. Creo que se están haciendo esfuerzos importantes en educación. Yo lo veo con mis hijos.

Para que nos vayamos hablando de algo más simpático, ¿destacarías algo de tu trabajo como científica que te resulte divertido?

A mí me divierte mucho la ciencia. Además, los parásitos molan mucho, siempre me han gustado porque tienen ciclos biológicos complejos y si los miras con detenimiento parecen puzles. Te preguntas de dónde viene, cómo entró, cuál es el estadio que infecta… Tienes que encontrar las piezas exactas como para resolver interrogantes científicas y esto lo hace sumamente divertido, me mantiene muy enganchada. Otra cosa que me entretiene mucho es el compromiso que tenemos con las nuevas generaciones. La asignatura de parasitología, de la que soy responsable, tiene muy buena acogida de los estudiantes de biología. Yo soy de Perú, y ahí los parásitos causan daño, cambian la vida de la gente. Esa era mi realidad desde pequeña y me motivó después a especializarme en mi campo. Dar a conocer estos organismos y las llamadas enfermedades tropicales que causan me da una gran satisfacción. Y por su puesto una cosa que me reconforta es pensar que estamos realizando una contribución a la sociedad, eso le aporta mucho sentido al trabajo.

[+]Si queréis ampliar información sobre este estudio, os dejamos un enlace aquí a una charla en inglés impartida por la Dra. Claudia en la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool